sábado
VEN
¿Por qué no vienes
y me matas?
no te dejes ni una costilla
viva,
apura hasta el último hueso que me queda.
Encadéname a tus muñecas,
líbrame de la indiferencia
de los días grises,
de las sábanas enormes
enroscadas en mi cuerpo.
Ven,
aterriza,
planta tus raíces
sobre mi ternura olvidada.
Colócate sobre mi espalda
y escucha la música
del tiovivo que renace
entre la nuca
y mis pies de porcelana.
No tengas clemencia,
clava la daga
tan adentro
que no vuelva
a escaparme jamás.
Derrámate en la laringe
codiciosa,
sé tú mi sustento.
Ámame.
-
martes
Algo de belleza
como lápida de mármol
que emergiera de repente
en el espeso bosque.
Sale de su cueva
y se filtra por las aguas
contaminadas.
Ella resiste la batalla
del hombre
aniquilador.
La mujer no se lamenta,
asciende y con paso firme
busca su transparencia.
Estratos donde precipitarse,
algo de belleza
en algún lugar.
Unas partículas
que colmen el milagro
de la vida.
Y sabiéndose
dueña de su vértice,
aterriza con mano suave,
tantea su pétalo carnoso y
suspira aliviada.
...
domingo
Me he sentado en el suelo a contemplar tu anatomía...
Me he sentado en el suelo
a contemplar tu anatomía,
me pierdo en el suave murmullo
de tus sueños.
Duermes y las mariposas cruzan
por tus piernas,
el cascabel de tu ombligo
es melaza para las abejas hambrientas
que pueblan este bosque.
Quisiera libarte
y mis manos
tapan mi boca
en este instante
de furor místico,
de estupor secuencial,
distancia justa
donde tu impávido latido
exige mi cercanía.
Deslumbrada yo
en tu imagen, en tu
piel de camaleón inerte
e impasible.
Cómo no perderme en
tus orillas verdosas
para beberme a ti
dormido y lujurioso,
animal utópico.
Ahora
que me inclino
y me arrodillo
ante esta escultura de alabastro.
Hoy que tu quietud
me invita a navegar
sin restricciones
por tu océano concupiscente.
Permanece así,
domesticado y
manso,
sin avidez ni brasas
en tus uñas,
déjame instigarme yo sola
a dos centímetros de ti,
mientras te miro y conspiro
con tu piel suplicante.
-
jueves
Apariciones
Le veía en todas
las esquinas de la ciudad.
En los cubos de basura,
en las rendijas del suelo,
hasta en los escaparates sin luz.
También distinguía su rostro
claramente dibujado
en los retablos
de las iglesias.
Una mañana su cara
se le apareció
en la pescadería,
besugo de ojos tristes
y vientre plateado.
¿ Lo corto en filetes?
y ella sin dudar dijo
no, déjemelo entero,
ya me encargo yo
de abrirle las tripas.
...
domingo
BUITRE
Vacías las vísceras,
floto en la superficie.
Me acomodo sobre las rocas puntiagudas.
Grito de placer y dolor
a la par que las gaviotas.
Me interno en el bosque
y aúllo con los lobos.
Soy bestia herida
sobre las ortigas
que coagulan mi sangre.
Sospecho que mi olor a plasma
se está esparciendo
y el buitre
no puede remediar excitarse.
-
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