jueves

Herejía









Acaso no sabías que el amor

es cosa efímera y que se acaba

por el propio impulso

de la potencia

con la que brilla.

No suponías

que todo cuanto tenemos

es mortal y caduca

igual que la belleza.

De haberlo sospechado

no volverías

a dejar a la intemperie

tu quebradizo corazón.

No hubieras abierto

de par en par tus órganos

frágiles y hambrientos.

Jamás hubieras sucumbido

a la fusión total o parcial

de nuestras almas.

Y yo,

que si presentía

la tenebrosa agonía,

cómo hago ahora,

dime,

como renuncio yo

a la pertinaz llama

que se obstina en sobrevivir

circulando por venas

y arterias

dejando a mis pobres glóbulos rojos

ahogados y doloridos

sobreviviendo a pesar

de la falta de oxígeno.


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