Sospechar que otros ojos
pueden descubrir
lo mismo que yo,
sería,
está siendo, digo,
una muerte lentísima.
Me percato
cuando supongo
sus uñas
dentro de tu carne.
Qué ahogo,
qué agonía lenta
es presentir que le taladras
la yugular
como a mí.
Pero lo nocivo
es figurarme
otra boca
restregándose
contra tu sustancia añil de nube.
Que descubra
lo que yo sé
y te descienda.
Y tú te dejes.
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