lunes

El cajón

K. P. Standard





He vuelto a abrirlo,
una tenue luz,
el chirriar de la madera,
el azoramiento que precede
a la dicha suprema
de acariciar cada recuerdo y morir.


Lo abro despacio
cerrando los ojos,
huelo el interior de la zona oscura,
el peine portador
de místicos masajes y
el frasquito de esencia
con aroma perenne
a congestiones impuras.


Y así, suicidada ya,
lo cierro de nuevo
hasta la próxima
tentativa de saltar al vacío
sin agua.


Pero con serrín suficiente
para rellenar
hasta el último aliento.


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5 comentarios:

madroca dijo...

Que bien has plasmado ese momento en el que uno vuelve la vista atrás para sumergirse en la vida de los recuerdos, únicamente para saber que están ahi, y luego, devolverlos a su lugar.
Un saludo desde "destellos de luna y viento"

CARMELA REY dijo...

A veces el vestirse de recuerdos, nos embarga en una tediosa nostalgia que nos impide respirar.
Me gustó tu poema.
Un beso.

Patricia García-Rojo dijo...

Magnífico poema, como siempre, y genial imagen para acompañarlo.

Lozzano dijo...

Recuerdos que nos atormentan y a su vez nos ayudan a vivir.
Cajón que abrimos a veces por nostalgia o puro masoquismo.
Magistral poema.

Ricardo Guadalupe dijo...

Se muere un poco, pero también se revive otro poco.

Me gusta cómo escribes, y también me gusta tu blog. Me ha llamado la atención el título, "Escribo, luego existo". Sobre la escritura como forma de crearse uno mismo escribí algo hace un par de meses. Te paso el link por si te interesa: http://tienesmipalabra.blogspot.com/2010/02/de-la-oscuridad-la-luz-traves-de-la.html
Ah, también me gusta tu sensualidad. Y paro ya.
Un beso