Maldita voz que retumba
quejumbrosa y exacta
en mi tímpano,
nunca la invité a quedarse,
pero ella persevera,
tan altiva y soberbia
que me despierta en la oscuridad
de mi agonía dormida.
Voz que navega insolente
por mi sistema neuronal,
absorbiendo mis cicatrices
y hasta los puntos de sutura.
Si tu belleza vocal no fuera tanta,
y tu desgarrado lamento
se perdiera en el camino,
no sucumbiría al sonido
de esas caracolas errantes
que alimentan y trastornan mi desvarío.
3 comentarios:
Entre las ondas se oye un lamento. Es un lamento, sí, pero detrás viene la vida abriéndose paso.
Las caracolas cantan ante esa fuerza que se acerca.
Un abeso
Un tono tan quejumbroso y desgarrado que te hace saltar por los aires. Cómo te las gastas Meri Pas. Ágarrate bien los impulsos nerviosos que están por llegar hasta el cielo. Saluditos.
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